miércoles, octubre 04, 2006

Iñaki Etxera!

Estos son los dos artículos por los que se ha acusado a Iñaki de Juana de amenazas terroristas y de pertenencia a banda armada evitando así su excarcelación. En el primero de ellos, "Gallizo", se habla de los directores de prisiones y de Instituciones Penitenciarias, cómo se podrá comprobar en ningún momento hay nada que se pueda clasificar como "amenazas terroristas", simplemente crítica las leyes penitenciarias. En el segundo "La derechona" se habla de la derecha del estado español, el PP fundamentalmente, y sus ganas de revanchismo despues de las elecciones del 14M.

Pocas veces se ha visto una excusa tan burda para dejar en la cárcel a alguien ¿Cómo se puede acusar por pertenencia a ETA a una persona que lleva 20 años en la cárcel por pertenecer a ETA? ¿Que pasa? ¿Que se han enterado ahora?



Gallizo

Bibliografía
El Escudo
Ezkutua
Obviedades
El «caso izquierda abertzale»
¡Que viene el lobo!
Honradez versus razones de Estado
Los motivos de mi protesta

Publicado en GARA 30-12-2004

El pasado 14 de diciembre, la señora Margarita Uria se dirigió al presidente del Gobierno en el transcurso de la Comisión de Investigación del 11-M, para preguntarle, entre otras, sobre determinadas cuestiones penitenciarias. Tras un preliminar de sonrojantes alabanzas hacia la señora Mercedes Gallizo, la comisionada interrogó al señor Rodríguez Zapatero, exclusivamente, sobre la filtración de unas imágenes y de una carta a los medios de comunicación.



La señora Margarita Uria no preguntó sobre la tortura y malos tratos. Tampoco sobre la muerte y la enfermedad de los presos. No tuvo interés en el aislamiento y la incomunicación. Ni en los accidentes; Y mucho menos preguntó por la dispersión, quizás porque le podrían haber respondido que ésta tuvo su principal valedor en el partido político de la propia comisionada. Un PNV legitimador de la represión y de la más cruel política penitenciaria, no sólo en cuanto a su diseño teórico y cobertura en la puesta en práctica, sino como protagonista con sus propios asesores en la Dirección General de IIPP.



Ni la señora Margarita Uria ni ninguno de los parlamentarios y parlamentarias que enarbolan los derechos humanos como bandera de combate tuvo la remota ocurrencia de interesarse por las vejaciones y agresiones sexuales sufridas por algunas de las detenidas en las últimas redadas policiales. Sobre esto no tiene interés la señora Uria, no ya como parlamentaria, sino ni siquiera como mujer. Y no se lo pregunta porque sabe que el ser detenido/a como presunto etarra en una operación represiva con la consiguiente cobertura mediática es suficiente motivo para no tener ningún derecho, incluido el de no ser torturado. Decía la hipocresía de arraigo: Quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón». Dicen los nuevos referentes de la ciudadanía: violentar al agredido no es doble violencia, es justicia y silencio». Pero esto lo sabemos todos, incluida la comisionada, que alaba a la señora Gallizo.



Y entre tanta alabanza de personas de bien (no como yo que soy vasco y rojo, además de varios istas), reflexioné si estaba equivocado. ¡Sé positivo, Iñaki!, me dije. Imaginé que los muros de hormigón eran de chocolate. Que de cabello de ángel estaba hecho el acero. Que los tres presos muertos la pasada madrugada en las cárceles de Langraitz y Zuera eran muñecos de mazapán. Pero, es curioso, no conseguí imaginarme a la señora Gallizo siendo otra cosa que lo que es, como lo eran sus predecesores.



Cuando el PSOE ganó las últimas elecciones generales se levantaron ciertas expectativas entre quienes son dados a creárselas, ya sea por ingenuidad o por necesidad. Ilusiones que en política generalmente el tiempo las demuestra falsas. Lo mismo ocurrió con el nombramiento de la señora Gallizo como directora general de IIPP. Aunque en un principio los numerosos relevos en las direcciones de las cárceles pudieron tomarse como preludio de cambios más significativos, el conocer la relación nominal de los nombramientos me reafirmó en la convicción de que el único horizonte de justicia en las prisiones es la demolición de sus muros. Esperanza ésta que por utópica que parezca es mucho más realista, sin carga de hipocresía, que pretender o esperar que el hormigón y el hierro encierren derechos humanos en lugar de violencia y sufrimiento.



En esta prisión de Algeciras, la señora Gallizo destituyó al director Miguel ángel Rodríguez, alias el Tragasables. Profesional culto que reaccionaba inmediatamente al escuchar el nombre de un preso político vasco. Y fluidamente hilaba un discurso elaborado: Las resoluciones judiciales de los etarras me las paso por el forro de los cojones». Todo un viejo conocido del colectivo de presos políticos vascos que no ha sido destituido por acumular montañas de denuncias e irregularidades. Ni siquiera lo ha sido por una pequeñez como la de, presuntamente, meter la mano en el cajón del dinero en el C.P. de Puerto II y por lo que fue expedientado. Ha sido destituido por no ser del mismo partido político que la señora Gallizo. ¡Hasta ahí podíamos llegar!



Pongo la televisión. Informan sobre el festival de cine de Huelva. Junto al actor Imanol Arias, haciéndole los honores, casi babeando alrededor suyo, me parece reconocer un rostro de desagradables recuerdos. Tiene el pelo blanco y la apariencia muy envejecida, aunque no será por la conciencia que le perturba. En todo caso será por el castigo de los excesos. Siento el consuelo tonto de comprobar que, en esta ocasión, el torturador tiene peor apariencia que los torturados. No hay duda. Esa cara la tenemos marcada en nuestra memoria a golpes de malos tratos y hambre. Es Francisco Sanz. Subdirector de la prisión de Málaga. Director del Salto del Negro, de Puerto II, del C.P. de Huelva en la actualidad, donde ha organizado que algunos presos otorguen un premio cinematográfico dentro del festival. Por esto babea alrededor de Imanol Arias y lo primero que me viene a la mente ante la imagen es preguntarse si el actor habrá notado el surco de la porra y la humedad de la sangre al darle la mano. En el C.P. de Huelva no parece que haya habido cambio de director.



La lista de los nuevos nombramientos es larga, hasta 21 nombres y 10 más por cambio de destino. Algunos apellidos me hacen rebuscar en la memoria. Era el año 1977, creo, porque el único archivo con el que cuento, mi cerebro, tampoco es un disco duro. En todo caso, eran los años posteriores a la muerte del general Franco, cuando la sociedad desbordaba ilusión y los partidos políticos conspiraban para destruirla. Caminaba por Madrid un día de aquellos muchos de manifestación en demanda de amnistía y libertad. Dejé atrás la Gran Vía. Subí por la calle de los Libreros y, a la altura del desaparecido hotel Darde, me topé con un grupo de jóvenes como yo, que bajaban corriendo y chillando han disparado». Con más curiosidad que precaución, continué hasta el final de la calle. Torcí a la derecha tomando la de La Estrella y, algunos metros más allá, estaba un joven tendido en el suelo, muerto en un charco de sangre. Aquello se llenó de grises y parece que quienes habían disparado eran argentinos de la Triple A. ¡Qué más da! Una de aquellas siglas que escondía todas lo mismo, y que reaparecen cuando es necesario.



El joven muerto se llamaba Arturo Ruiz y tenía un hermano que empezó siendo de izquierdas y terminó siendo del PSOE y haciéndose carcelero. Funcionario de prisiones de confianza, tanto, que prestaba su despacho de madrugada en la prisión de Almería para que se celebrasen conversaciones secretas entre enviados del Gobierno y representantes de una organización revolucionaria armada que NO es ETA. De esas negociaciones que nunca existen, y si existen se niegan. Arturo Ruiz murió un día de lucha por la amnistía y la libertad y su hermano vive para cercenarla. Y vive bien como nuevo director del C.P. de Sevilla II.



Jesús Eladio del Rey Reguillo, alias el Tirillas, nombrado nuevo director del C.P. de Valdemoro. Y lo primero que me viene a la cabeza es el motín del módulo I de Herrera de la Mancha en el año 1988 en el que de poco más de 40 presos políticos vascos la mitad pasamos por la enfermería y cinco compañeros acabaron con roturas de huesos en el hospital. Una imagen esperpéntica aquella del Tirillas con un cuchillo de monte en la mano al frente de un nutrido grupo de carceleros y guardias civiles, recorriendo las galerías del módulo de celda en celda e indicando quién debía recibir sesión de palos simple o doble.



Manuel Martínez cano, alias el Morritos, nombrado nuevo director del C.P. de Jaén. Provocador y detonante del anterior motín referido y cuyo único recuerdo agradable que puede haber dejado en algún preso es el que se le viera totalmente acobardado y rociado de polvo blanco a golpe de extintor de un compañero en aquel mismo motín.



Antonio Diego Martín, nombrado director del C.P. de Puerto II y procesado por torturas y rigor innecesario en la prisión de Sevilla II. Juzgado junto al ex director general de IIPP, Antonio Asunción, nunca fue apartado de su trabajo represivo, ejerciéndolo hasta ahora en la prisión de Melilla. Los presos engrilletados durante semanas a los catres. Las sesiones de tortura, desnudos y rociados de agua, los lamentos y chillidos, nunca merecieron un solo día de cese en su cargo. Al contrario, merecen un ascenso al llegar la señora Gallizo.



Para qué continuar con el listado. Me he convencido. La nueva política penitenciaria del nuevo Gobierno del señor Rodríguez Zapatero consiste en recuperar o promocionar a los personajes de más triste recuerdo para los presos en general y para el Colectivo de presos políticos vascos en particular. O en mantener en su cargo a quienes ya cumplen aquellos requisitos.



Las expectativas se han cumplido. O a lo mejor me equivoco y los torturadores son capaces de luchar contra la tortura. Experiencia no les falta. Y entonces, incluso yo sería capaz de imaginarme a la señora Gallizo de otra manera de la que es. -



La «derechona»


Gara 9-5-2006

El pressing que la derechona ejerce sobre el PSOE ante cualquier iniciativa se está interpretando, mayoritariamente, por motivos electorales y por no haber asumido la pérdida de la gestión del Estado español en las elecciones de 2004. Pressing que puede resultar molesto a los socialdemócratas en algunos momentos, pero también útil para justificar límites e inmovilismos ante determinadas reivindicaciones ciudadanas. Y, especialmente, en lo territorial.

Sin embargo, en estos análisis de argumentación electoralista apenas se hace referencia (porque tampoco interesa remover mucho el pasado) a la configuración de la derecha española, su historia y su arcaico conglomerado ideológico. Con las respuestas que ha dado siempre ­contrarreformadoras con recurso a la violencia cuando lo ha necesitado­ ante cualquier atisbo de libertades sociales, políticas o territoriales.

Electoralmente, es muy rentable dar leña al vasco. La poca importancia demográfica de Euskal Herria dentro del Estado español la hacen más apetecible como carnaza mediática dirigida al franquismo sociológico que como cantera de votos dentro de Euskal Herria. Aunque éstos tampoco sean despreciables ni, mucho menos, la cohesión que tal discurso general entre la población unionista vascongada y navarra.

Pero es impensable el regreso de la derecha al Gobierno español desde la ruptura con el sentir mayori- tario de Catalunya o Andalucía. Error repetitivo, en esta nación, que la derechona lleva pagando desde aquel «Andaluz, éste no es tu estatuto» de hace 25 años.

Asimismo, e independientemente de que las periódicas encuestas den los resultados apetecibles a quien las encarga, tampoco parece rentable en votos oponerse sistemáticamente a las leyes de matrimonios de personas del mismo sexo, de reforma del sistema educativo, del divorcio, del aborto, de protección de la mujer, de investigación con células madreŠ Y, mucho menos, oponerse a la retirada de las tropas de Irak. Debates que ya están cerrados y lo estarán para las elecciones de 2007 y 2008. Y que difícilmente se pueden reabrir con orientación restric- tiva en campaña electoral en busca del respaldo ciudadano: entonces, ¿por qué?

En todos los estados del entorno, el espacio político atribuido a la derecha está gestionado por dos o más partidos políticos con distintos programas, aunque a veces las diferencias sean sólo de matiz. Partidos que convergen electoral o programáticamente, o no, en determinadas coyunturas. Sin embargo, en el Estado español todo ese espacio lo ocupa el PP. Es mérito del anterior presidente del Gobier- no, que supo estructurar un partido en base a un proyecto clientelar y contrarreformista, evidenciado con total crudeza en el segundo cuatrienio de su mandato, al disponer de mayoría absoluta. Contrarreforma que hubieran culminado de haber ganado el 14-M.

Aunque habrá que esperar décadas para que se esclarezca la verdad, cada vez surgen más indicios y declaraciones que apuntan a la intencionalidad de la derechona, entre el 11 y el 14 de marzo de 2004, de suspender el proceso electoral y continuar en la gestión del Estado. Y quizá no lo hicieron porque sus previsiones, a pesar de todo, les daban ganadores, sin necesidad de asumir el desgaste que tal autogolpe les hubiera producido. No obstante, cabe preguntarse si hoy hubieran hecho lo mismo.

En cualquier caso, de lo que no hay ninguna duda es de que si el 14-M la derechona hubiera formado gobierno, y con la justificación de la falsa autoría de ETA del 11-M, la represión de la izquierda abertzale hubiera sido salvaje. Y se hubieran dado las circunstancias adecuadas para culminar la contrarreforma que quedó inconclusa el 23-F. Pero, en contra de lo previsto, los socialdemócratas se hicieron con la gestión del Estado, tomando derroteros alejados de las expectativas derechistas, cuando no opuestos.

El discurso actual neofascista de la derecha española no es coyuntural electoral, sino la verbalización de su esencia ideológica que les da coherencia, después del necesario enmascaramiento al que se sometieron en la denominada «transición política» para que ellos y el sistema fueran homologados como demócratas. Ahora, pueden actuar sin complejos. Necesitan actuar sin complejos. Sobre todo, en el conflicto entre Euskal Herria y el Estado. O corren el riesgo de disgregación en la gestión de ese espacio.

No nos engañemos, ex ministros de los Legionarios de Cristo y conocidos ultraderechistas no sólo comparten intereses electorales, sino manifestaciones, consig- nas e ideología, junto a una importante parte de la población española: el franquismo sociológico.

No obstante, el actual discurso les dificulta los acuerdos con otras formaciones políticas y les imposibilita el retorno al poder salvo con mayoría absoluta. Lo cual es improbable al necesitar un mayor número de votos que el que puede proporcionar el espacio político que actualmente cubren. Se puede decir que la estrategia de la derecha está entre la espada y la pared: mal si cambian, mal si continúan. Situación que se resolverá, a medio-largo plazo, con la homologación también en ese aspecto al entorno europeo. Y la existencia de dos o tres formaciones de derecha y centro-derecha que abarquen el espacio político que les permita recuperar el poder. Lo que conllevará un periodo de inestabilidad y de renovación de dirigentes.

A corto plazo, sólo la baza territorial les puede producir rentabilidad a bajo riesgo. Y, en lo concerniente a Euskal Herria, lo único que se puede esperar es que recurran a cualquier táctica para imposibilitar el proceso de paz. Sin descartar la recurrente «violencia incontrolada», a la que ya ha aludido alguna destacada «víctima del terrorismo».

Cualquier análisis referente a la actitud de la derechona ante el proceso abierto el 24 de marzo de 2006 tendrá en cuenta estos presupuestos: primero, que no les es rentable la desaparición de la violencia defensiva en Euskal Herria, siendo preferible, para ellos, la existencia de una violencia de baja intensidad, controlada, que no desestabilice el Estado y que, por el contrario, justifique las medidas represivas contrarreformistas. Segundo, sus necesidades de cohesión ideológica unionista. Tercero, sus necesidades electorales.

Se puede esperar cualquier cosa de la derechona, pero todo malo. Es la derecha de siempre. A la que sólo una extraordinaria presión de masas, como en la denominada «transición política» puede hacer que, tácticamente, se repliegue. Es la derechona con los mismos métodos y recursos. Es aquella que, como me suele repetir un amigo, siempre está ahí, como el brazo de Santa Teresa o los cuerpos incorruptos de los santos. Pero no por santos, sino porque no hay gusanos capaces de digerirlos. -

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